
Nunca dejará de sorprenderme esa luminosa sencillez que ocurre cada vez que un alguien se detiene a leer lo que un otro puso en palabras.
Se teje una alianza de responsabilidad humana.
Esa semilla entregada en una palabra u oración construida a fuerza de silencios y escuchas vuelve nuestros rostros y miradas, con la intención de hacernos vida unos en los otros.
El nombre de la página proviene de Bruno Lanteri, primer Oblato de la Virgen María.
Es decir, intento abrevar en la misma fuente espiritual que él, sin fingir una espiritualidad que no me concierne ni intentar poner en labios de nadie lo que jamás ha sido pronunciado.
Lo más mío es ser hijo de una comunidad creyente que, como el vino, ha madurado en el silencio del desierto.
No soy el portavoz de la comunidad, sino su hijo.
No pretendo originalidad ni desconocer mis limitaciones.
Pero me atrevo a cuidar los espacios saludables, esperando que éste lo sea.
Luis Costantino