El amor a los hermanos

Dice el padre Bruno Lanteri

Es el ejercicio que practicaron los primeros cristianos,
quienes entendieron bien el precepto de Jesús,
y del cual los no creyentes se asombraron.

Dijo de ellos Tertuliano: «Se aman mutuamente y uno por el otro dan la vida».
Todos se consideraban hermanos, solo había un corazón y un alma entre ellos.
Por eso no solo se amaban recíprocamente y se respetaban, sino que les resultaba un gusto
y no un deber, el servicio mutuo.

Estaban dispuestos a perdonarse si se ofendían.
Pero además se sostenían espiritualmente, tanto que se consolaban en las cárceles y se animaban en las torturas hasta el punto de enterrar sus cuerpos martirizados.

Y para ello no sólo exponían sus bienes y sus capacidades, sino también arriesgaban mil veces sus vidas.