Con un pequeño grupo de niños, católicos, leímos el relato de los magos venidos de Oriente (Mt 2,1).
Lo dramatizamos, para reirnos un poco de nosotros mismos y a la vez comprender desde otro lugar el texto.
Uno de los ellos concluyó: No sabía que lo de los Reyes Magos tenía que ver con algo cristiano.
¿Qué es la crítica?
Es mi propio fastidio -mío, frente al espejo, yo contra mí mismo- correctamente colocado en una piel ajena.
Jugamos al teléfono descompuesto.
La frase era: Jesús está vivo y te ama.
Participaron todos, grandes y chicos.
El más chiquito de todos, desconocedor de la dinámica del juego, escuchó suavemente en su oído: Jesús está vivo y te ama.
-Y sí, no va a estar muerto- dijo en voz alta.
Lo peor que podemos hacer es rumiar desolación.
Su presencia es suficiente para decir la sed humana de belleza y de infinito.
Saliendo del supermercado me topé con una chica, una niña, y su carrito de bebé.
Muy pobre, muy delgada y con la carita entre cansada y asustada.
– ¿Me puede ayudar con algo para viajar?
Me quedé un poco descolocado porque realmente no tenía un solo centavo, acababa de gastarlo.
Creo que si me hubiese pedido comida le daba lo que había comprado, pero ella necesitaba dinero para viajar.
– Si me va a decir que no por favor no me grite.
Nunc dimittis no es sólo la plegaria de quien llegó el final del camino.
Es la serenidad, la certeza de quien, mano a mano con el Señor, toma conciencia de que todo lo que viene después de el encuentro con él es pura gracia.
Con la técnica de la unidad fingida…
Hay quienes nunca aprendieron a vivir y sólo viven vidas ajenas. Como el clavel del aire se presentan llenos de vida y de colores, aunque en realidad asfixian.
Grita, no pares.
Grita.
Hasta que reconozcas tu sordera.
Grita.
La constante, profunda y vital relación entre la memoria, la verdad y la justicia y esta humanidad nueva que aún no terminamos de parir.