Mafalda

Quienes crecimos cerca de Mafalda y de su troupe estamos profundamente agradecidos al Maestro Quino por su capacidad de poner en palabras y dibujo lo irónico y permanente de la realidad.

La vida, la familia, el trabajo, los amigos… la guerra, la desigualdad, el desencanto, las complicidades… la angustia, la fiesta, el enojo, el compartir… lo político, lo social, lo cultural, lo banal… la escuela, la calle, el almacén, las vacaciones… ¿Qué más?

El dinero, la tierra, la ambición, la destrucción… la salud, la dictadura, la censura, la mentira… el comunismo, el capitalismo, los chinos, los bancos… la mujer, los Beatles, el helado, la sopa…

Muchísimo más.

Quino nos propuso pensar y cuestionar todo desde la mirada cómplice de la infancia, con la profundidad e insatisfacción propias de nuestro ser nacional. Acertarle a ese blanco es propio de humanistas.

Gracias.